Barcelona se está consolidando como la principal puerta de entrada del coche eléctrico fabricado en China y comercializado en Europa. La cantidad de vehículos electrificados que desembarcan en el puerto de la capital catalana va al alza ya representan uno de cada tres coches transportados, según el balance del ejercicio 2023 presentado este viernes por las autoridades del Port de Barcelona. Y, de estos, el 92% viene de China, cuyos fabricantes van mucho más adelantados que sus competidores europeos en este segmento del mercado.
A expensas de si en Zona Franca el proyecto del Dhub, heredero de Nissan, acaba firmando un acuerdo con el fabricante chino Chery para ensamblar sus modelos, los vehículos electrificados chinos van llegando ya montados a Barcelona.
Después de unos años en los que la industria del automóvil se ha visto inmersa en una crisis provocada por la escasez de semiconductores, sus resultados actuales vuelven a ir viento en popa. Y los números del Port de Barcelona presentados este viernes coinciden en la misma línea que los holgados beneficios presentados durante los últimos meses por los principales fabricantes.
En 2023 un total de 790.000 vehículos, ya fuera importados o exportados, pasaron por los muelles de la capital catalana. Dicha cifra representa un incremento del 34% respecto al flujo del año anterior. Los principales destinos de importación de vehículos, sumando combustión y otros, fueron China (35,4%), Japón (15,9%) y Turquía (13,1%). Mientras que desde el muelle catalán se exporta a Italia (26,3%), Reino Unido (17,3%) y Turquía (13,3%).
Menos mercancías, más cruceros
Si bien el sector del auto ha movido más mercancías durante el 2023, el conjunto de la actividad del puerto de Barcelona ha disminuido. Concretamente, ha movido 64 millones de toneladas durante el pasado ejercicio, lo que representa un descenso del 10% respecto al 2022, que fue un año récord.
Desde la autoridad portuaria han justificado el descenso total de facturación debido a tres factores. Por un lado, los efectos de conflictos bélicos, como los del Mar Rojo, que han distorsionado el tráfico del comercio internacional. El director del Port, José Alberto Carbonell, ha explicado que durante las primeras semanas de ataques entre los hutíes de Yemen e Israel, el tráfico de mercancía se ralentizó entre 10 y 20 días por buque, dependiendo del destino. Y es que desviar la navegación por el cabo de Buena Esperanza en vez de por el Canal de Suez implica alargar el viaje entre 10 y 12 días.
Un segundo factor perturbador es el enfriamiento generalizado de la economía, que después de un 2022 de crecimiento récord va moderando sus registros. Y, tercero, la disminución del número de tanques de gas natural desplazados hacia Europa para compensar la ruptura de vínculos comerciales con Rusia. Que debido a las mayores temperaturas registradas, entre otros, han sido menores para calentar parte de Europa.
Asia sumó un año más como el continente con mayor cuota de mercado de los contenedores que se han movido por el muelle de Barcelona, hasta el punto que la mitad del total de mercancías exportadas y tres cuartos de las importadas.
Los conflictos bélicos que han perjudicado el comercio, han beneficiado a Barcelona como polo de atracción de cruceros. Un total de 3,5 millones de pasajeros desembarcaron en la capital catalana desde cruceros, lo que representa un incremento del 52% respecto al volumen del año pasado, todavía marcado por los efectos del coronavirus.
Más facturación, peor resultado
Ese mix de menos mercancías y más cruceristas ha dejado un resultado financiero con mayor facturación pero menos beneficios en los balances del Port de Barcelona. La entidad pública facturó más respecto al 2022, concretamente un 4,4% más, alcanzand los 189 millones de euros. Si bien ello no impidió que sus beneficios se redujeran un 5% en comparación al ejercicio pasado, hasta un total de 50 millones de euros.
La dirección, encabezada por Lluís Salvadó, ha justificado el peor resultado debido a una mayor inversión. Por un lado, más recursos destinados para obrar y concentrar todas las terminales de cruceros en el muelle adosado. También por el aumento del gasto de personal, fruto del incremento de sueldos de los empleados públicos, así como un mayor gasto en mantenimiento y una mayor aportación al sistema portuario central. Toda esa actividad da empleo a 39.137 personas en el Port, tanto en la propia autoridad como, principalmente, en las empresas con actividad