El centro Teide de Viladecans (Barcelona) ha sido traspasado a un empresario que asumirá las deudas y cubrirá sus gastos siempre que los alumnos acaben la ESO “dominando cuatro idiomas”
En menos de una semana, la vida de los profesores, de las familias y de los 234 alumnos de la escuela concertada Teide de Viladecans (Barcelona) ha dado un vuelco inesperado. Este colegio, que funciona como cooperativa desde hace 40 años, estaba condenado al cierre después de que la bajada de natalidad hiciera disminuir la cifra de alumnado, con lo cual, el centro iba a perder la subvención de la Generalitat que garantizaba su continuidad. Pero, un buen día, apareció Ran Liang, un empresario e inversor chino que ha evitado que el Teide tenga que cerrar sus puertas.
“Ha sido inesperado e increíble. Todavía no nos lo creemos, pero estamos muy agradecidos”, asegura Núria Fuertes, directora del Teide. Pero Ran Liang no apareció de la nada: hace un año que la escuela, para intentar solventar sus problemas económicos, firmó un convenio con el Centre Cultural Xinès de Manresa, una localidad a 70km de Viladecans, por el cual el Teide cedía algunas de sus aulas para que se impartieran clases de chino los domingos.
La mayoría de alumnos que asisten a las clases son de ascendencia china, pero ninguno de ellos está matriculado en el centro. “Hay diversas escuelas de chino por Catalunya, pero todavía no suficientes para atender la demanda que hay. Es importante que estos niños conozcan sus raíces y cultura. Por eso, siempre que podemos, establecemos convenios y abrimos nuevas aulas”, explica Xiaobing Wang, directora del Centre Cultural y propietaria de una academia de chino